…Por mucho que algùnas sociedades machistas lo han intentado y continùan hacièndolo, no han podido evitar que se aprecie que debajo de esa mucha o poca tela se halla el cuerpo de una mujer. De un ser pensante, sensible, generoso, que naciò para dar, muchas veces sin pedir mucho, como no sea el reconcimiento y el amor de su familia, de su novio o amante, de su esposo, de sus hermanos, padres e hijos.
LA MUJER ES SÌMBOLO DE PAZ, DE ARMONÌA, DE CALOR HUMANO Y COMPRENSIÒN, DE SACRIFICIO, DE DAR SIN LÌMITES, DE PERDÒN.
A pesar de tantas cosas en contra, se suicidan un 70% màs hombres que mujeres, estàn màs abarrotadas las cárceles para el gènero màsculino y aùn buscando con lupa, son contados los casos en la historia de la humanidad, donde las mujeres hayan sido asesinas seriales.
La mujer recoge y cura a los heridos en las conflagraciones, reza por los hombres que se van a la batalla, o en busca de nuevos horizontes. Se encierra a cal y canto dentro de las cuatro paredes de su casa para proteger a sus hijos, trabaja incansablemente lavando, cocinando, barriendo, ayudando en las tareas escolares y leyéndoles un cuento antes de dormir.
Las canciones de cuna que recordamos fueron cantadas por nuestra madre quien, inexplicablemente, tenìa tiempo de hacer todo eso, aún cuando se quedara sola abandonada por su marido, o porque las necesidades de aportar económicamente al hogar la obligaron a salir a trabajar como asalariada. Antes de dejar caer sus huesos en la cama, habìa que adelantar la comida del dìa siguiente, coser el roto del uniforme, y planchar la camisa para el colegio.
La mujer que desea realizarse profesionalmente, un derecho mas que lògico y merecido, debe llevar a cabo ademàs funciones de ama de casa, aunque tenga pareja, amèn de luchar en el medio profesional por ser reconocida, o para no ser acosada sexualmente, y por si fuera poco, porque se le pague el mismo salario que al hombre de igual carrera y experiencia.
Sin embargo, aùn a la vista de tanto sacrificio y esfuerzo, y a pesar del abandono cada vez mas frecuente que el hombre hace de sus responsabilidades, todavía nos llama la atención el que una madre –generalmente muy jòven – deje a sus hijos, los regale o los desatienda, observàndose ademàs que en el 99% de los casos, el susodicho ya estaba ausente, o peor, jamàs estuvo presente. Aùn asi, continuamos juzgando a la mujer como mala madre, sin pensar ni por un momento que ese hijo tambièn tiene un padre, como mìnimo corresponsable o propiciador de ese abandono, generado casi siempre por el miedo o las carencias econòmicas, asi como por el nulo apoyo de instituciones gubernamentales inexistentes, o la indiferencia, cuando no vergüenza, de la familia de la muchacha.
Casos vemos diariamente de madres que por salir a trabajar, ya que son el ùnico sustento del hogar, se ven obligadas a dejarlos solos por horas, son acusadas de descuido y las consiguientes amenazas de pèrdida de la patria potestad…Pero…¿donde estàn las guarderìas para dejar a esos niños? ¿Donde deberìa comenzar el apoyo institucional a las madres de bajos recursos?
Celebrar el DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER, no es a mi ver màs que un pañito caliente, para curar una bronconeumonía, y si no, que le pregunten a las mujeres musulmanas, a las indígenas de algùnas poblaciones de Mèxico que aùn son casadas a la fuerza, vendidas, cambiadas por vacas y cabras, sin el menor derecho a decir esta boca es mìa. A mujeres en La India que conocen el marido el dìa de la boda, o en algùnas regiones del mundo donde la ablaciòn genital es un hecho real, llevado a cabo a escondidas de las autoridades, o a las que son lapidadas o asesinadas por sus propios padres, porque con ello lavan el “honor de la familia”. sirve la celebración para que cada vez se haga mas visible la opinión de las mujeres en el mundo, y para que la misma sea escuchada, bienvenida sea, pero de que aùn queda mucho por hacer, de eso no cabe duda, y a veces aquì mismo, cerquita de una, donde menos se lo espera, ya que la violencia intrafamiliar, especialmente contra las mujeres y los niños, tanto en Mèxico como en el mundo entero, es el pan nuestro de cada dìa.
Deseo hacer un reconocimiento merecido a los hombres inteligentes, amorosos padres y compañeros, comenzando por los de mi propia familia, a los hombres que reconocen, aplauden y propician el èxito de sus parejas o sus hijas, a los que desde los juzgados o foros polìticos, luchan codo a codo con las mujeres por mejorar las leyes, haciendo que se hagan cumplir y que no sean solo letra muerta. No dejen de apoyar esas causas, porque sin su ayuda, tardarìamos demasiado en lograr lo que tanto urge…
QUE LA MUJER SEA RECONOCIDA EN TODO EL MUNDO COMO UN SIMPLE SER HUMANO, SIN LEYES ESPECIALES, SIN OBLIGACIONES DE GÈNERO; QUE SEAMOS TRATADAS, SIMPLEMENTE, COMO CIUDADANOS.
ARMIDA MARTÌN
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